El Viajero

 Una mañana, sentado en la popa de un barco, contemplando ambas riveras del río, recordé cómo, cuando era niño, jugaba y soñaba con ser un aventurero al mejor estilo Indiana Jones, Tintín o Jony Quest. Caí en la cuenta de que allí, a miles de kilómetros de mi hogar, navegando por el río Amazonas y en pleno corazón de la selva, estaba cumpliendo uno de mis sueños infantiles. Aún más, entendí que todas las decisiones que había tomando desde entonces, consciente o inconscientemente, me habían llevado a cumplir ese sueño. Esa mezcla de aventura e instropección es, tal vez, lo que más me gusta de viajar. Para mí no se trata de ir a hacer turismo; sino de ir a buscar(me) en otros lugares. Solía decir que lo más lindo de viajar es que nadie te conoce y, por lo tanto, abrirse a «ser» diferente es más fácil. Con una pizca de filosofía, explorar es autoexplorar.