Lo que más me gusta de la música es que realmente no necesitás nada especial para hacerla surgir. Basta una piedra, un charco de agua o tu mismo cuerpo: la música puede brotar de donde sea. Otra cosa que me llama poderosamente la atención es que no hubo ni habrá pueblo sobre la tierra que no tenga su propia música, su propia fusión, su voz, su canto, su baile… Hoy malentendemos la música con la producción musical y el hacernos oír con la difusión; yo pienso en los cantantes de tabernas cuando no existía la electricidad ni los productores, y en como ese canto perdura. Las canciones de los piratas o de los druidas, de alguna manera consiguieron trascender; sin gramófonos, sin «records». Esa es la música en la que yo creo. No me vengan con encabezar listas de reproducción. A mí dame una guitarra, un piano, y dos o tres amigos. La musica está acá, siempre acá, no importa donde sea eso, y queda grabada en el corazón, en la sangre, en toda la piel. Esa es la música que me gusta.